Tenemos cerca de un mes de
estar escuchando sobre la confrontación en la franja de Gaza y viendo escenas
de destrucción, fruto de una alta
tecnología bélica por parte de los israelíes y una modesta y molesta replica de
los guerrilleros de Hamas con cohetes de muy poca precisión y alcance, aunque
con frecuencia casi diaria.
Los ataques de Hamas son de un peso
infinitamente inferior a las respuestas de los israelíes, convirtiendo esta
situación que no me atrevo a llamar
guerra, en un conflicto desproporcionado por la asimetría tan grande entre ambos
contendientes. Israel puede ser considerada una pequeña potencia en el medio
oriente, su nivel educativo cuyo fruto
es la avanzada tecnología con la que cuentan, lo pone muy lejos de la mayoría
de sus vecinos árabes, entre otras cosas por ser una democracia, que no es poca
cosa de decir en la zona, que se caracteriza por sus dictadores.
Esto es la que lo convierte
en un importante aliado de los Estados Unidos de Norteamérica, y que además
goza del apoyo de la gran comunidad judía norteamericana, cuyo peso seguramente
se deja sentir significativamente en el gobierno de este país. Por el otro lado tenemos a habitantes de lo
que se ha convertido en el campo de concentración mas grande del mundo,
conocido como la franja de Gaza, cuya superficie es de 365 km2, en la que se
hacinan 1’800,000 habitantes. Es un
país pobre con un bajo nivel educativo y de vida para sus habitantes, con un
futuro en el mejor de los casos incierto, condenado a vivir bajo la sombra de
la pobreza.
No es el objetivo de este
escrito intentar esclarecer el origen y la razón que pudiera asistir a los
contendientes y menos aun atreverse a decir quien es el bueno y quien es el
malo en este conflicto, seria una labor ardua y que inevitablemente conduciría
a la condena de una de las partes. Israel
tiene en su genética de país, el “nunca mas” referido a la masacre de la Shoa/
Holocausto que sufrieron el la 2ª Guerra Mundial, lo que condiciona un espíritu
combativo en casi todos sus habitantes que se refleja en un ejercito de jóvenes,
altamente entrenados y tecnificados.
Por el lado ghazi la
situación no podría ser mas dispar, viven de la ayuda internacional y de los
trabajos que desempeñan en Israel, los que constituyen el 35% de su PNB, lo que
habla por si solo de su endeble economía. De la ayuda que reciben se estima que
un porcentaje (20 o 30%) se dedica a apoyar al brazo armado de Hamas, el
llamado Ezzeldim Al-Qassam, grupo compuesto por militantes con cariz religioso,
financiamiento que explica su armamento balístico de baja tecnología, lo que no
le quita capacidad destructora.
El continuo lanzamiento de
cohetes ya ha provocado anteriormente
respuestas violentas de Israel, que ante el incremento de estos ataques ha
respondido de la manera que estamos viendo. La idea de Hamas de provocar a su
vecino y hacerle todo el daño posible, resulta hasta cierto punto entendible,
dados los antecedentes, pero lo único que ha ocasionado hasta la fecha es la
destrucción y la muerte en sus ciudades.
Las penosas bajas de civiles
entre ellos los mas inocentes de todos, los niños, para los israelíes son bajas
colaterales, pero para Hamas son victimas necesarias para lograr la compasión
del mundo. Las fuerzas de defensa de Israel han atacado algunas escuelas
patrocinadas por la ONU, que habían sido usadas como centros de acopio de
armamento, en especial cohetes y no se si coyunturalmente o de todo propósito,
Hamas usaba a estos centros con el objeto de ocultarlos bajo la colectividad de
niños que ahí acudían, cosa que no habla nada bien de ellos.
Esta situación nos retrata de
cuerpo entero al gobierno de Gaza, al que parece no importarle el sufrimiento
de su pueblo y estar dispuesto a sacrificar a los no combatientes para alcanzar
sus objetivos, que parecen no estar claros pero si influidos por un odio ciego
a los judíos. Cuando muere un niño en Gaza, los dirigentes de Hamas quizá hasta
se alegren de ello, ya que la explotaran en la prensa internacional y lograran
compasión y hasta apoyo. Ambas partes son culpables y tendrán que dar cuenta de
ello, tarde o temprano.
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